Leyendo el periódico El Colombiano del domingo 24 de marzo de 2013 hemos encontrado este magnífico artículo de Ángela Marulanda, merece la pena reflexionarlo y prestar mucha atención a una realidad que puede estar afectando a las generaciones actuales y venideras...
Ver página de donde fue tomado el texto...
Imagen tomada de http://todomenores.wordpress.com/2012/03/07/ |
Si no
son niñas, no serán adultas
Desde los 5 o 6 años las niñas visten ropa "sexy", usan zapatos de tacón, van al salón de belleza y celebran sus cumpleaños en un SPA, adonde las maquillan, las peinan, les hacen manicure y pedicure, es decir, las arreglan como para un baile de 15.
No es porque estén jugando a las mamás, como lo hicimos nosotras en la infancia, sino porque ahora desde pequeñas hacen lo mismo que las grandes.
En efecto, hoy las niñas no se entretienen en la fiesta de cumpleaños con un mago y una piñata sino que bailan en pareja; en la primaria los niños no son solo compañeros sino novios o amigobios; en la cama ya no leen cuentos infantiles sino que ven series para adultos en la TV, y en la vida cotidiana viven más interesadas en cuidar su peso y estar a la moda que en jugar a las muñecas o colorear. Como quien dice, no son niñas sino pseudo-adultas.
Según la Asociación Americana de Pediatría, esta forma de vida desde la infancia está alimentando la precocidad y "sexualización" de las niñas, una condición que da lugar a que crezcan convencidas de que "su valor como personas dependa de lo sexualmente atractivas que sean."
Los expertos encontraron que, esto ha dado lugar a que las niñas pierdan la confianza en sí mismas, se sienten incómodas con su propio cuerpo y sufran de ansiedad, depresión o trastornos alimenticios.
Toda la vida los pequeños han querido ser grandes, pero cuando la prioridad de los padres no era complacer a los hijos sino formarlos, las niñas sólo podían jugar a disfrazarse de mamás pero no lucir y vivir como ellas.
Permitir que pasen de la infancia a la adolescencia sin transitar por la niñez es tan absurdo como dejar que pasen de 5° de primaria directo al último año de secundaria. Lo que se logra no es que gocen más sino que se queden estancadas, inmaduras e inseguras.
Alimentar la precocidad es atropellar la niñez, una tendencia que perjudica a las niñas porque cuando lucen como lo que no son, las alistamos para que actúen como no son y hagan lo que no deben.
Y así tendrán grandes posibilidades de fracasar en su vida adulta porque cuando no están en lo que deben estar, no pueden hacer lo que deben hacer: ¡Crecer!
Y ahora, un poco de humor...
Imagen tomada de www.taringa.net |
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