Este término se va volviendo más común cada día, es preocupante su crecimiento y por ello hoy le dedicamos este artículo.
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Los huérfanos digitales
Imagen tomada de http://welidadancini.com.br/filhos-no-seculo-xxi/ |
El concepto de los “huérfanos digitales” ha nacido junto con el de los “milenials”. Si Malcom Gladwell nos habla de la regla de las 10.000 horas para dominar cualquier proceso, parece evidente que los milenials, y las generaciones posteriores, se están entregando en cuerpo y alma a superar esa barrera. El problema es que lo están haciendo sin tener una guía que les oriente sobre cuál es el uso adecuado y cuáles los riesgos de Internet y eso es lo que les está convirtiendo en huérfanos digitales.
Así, es fácil ver que los milenials dominan los entresijos técnicos de smartphones, tablets y demás dispositivos y gadgets. Asimismo, saben utilizar como pocos todas las posibilidades de difusión de sus redes sociales favoritas, y sin embargo son poco o nada conscientes de los riesgos que comportan. De hecho, separan el mundo virtual del mundo real, como si lo que ocurre en Internet estuviera en otra dimensión y que el hecho de cerrar la conexión hace que todo lo virtual desaparezca y no afecte a su vida “real”.
No se dan cuenta de que los riesgos de internet son reales. El ciber-acoso sigue siendo acoso por muy virtual que sea su manifestación.
Este dominio de la parte técnica y la falta de sensación de riesgo es una combinación letal. Es como si enseñas a alguien a dominar un coche en un circuito pero no le enseñas las normas de circulación. Sabrá trazar una curva, controlar un derrape o apurar la frenada al máximo, pero ignorará cuales son las reglas de convivencia para poder circular por carretera abierta con seguridad y si le dejas circular acabará provocando, y sufriendo, serios accidentes.
Y esto es así porque sus propios padres se ven sobrepasados por los conocimientos técnicos de sus hijos y, por si fuera poco, en muchos casos ignoran cuál es ese uso apropiado y que prácticas pueden volverse peligrosas y, por tanto, no pueden desarrollar su proceso de mentorado en esa faceta de su vida. De ahí la definición de “huérfanos digitales“, porque en ese área es como si no tuvieran padres. De hecho, casi la mitad de los padres que consideran que Internet puede ser peligrosa para sus hijos no hacen nada para evitar los riesgos.
Nos encontramos, por tanto, ante un problema de calado, ya que por mucho que tengamos derecho al olvido, al honor, a la privacidad y a la imagen propia, ciertas acciones pueden conllevar aparejados graves problemas tanto en el presente como en el futuro de esa persona, y aunque un juez pueda determinar que ciertos contenidos deben ser retirados de Internet, lo cierto es que los mismos ya han podido hacer un daño irreparable.
Esto me lleva a considerar la responsabilidad que, como profesionales del medio, deberíamos asumir en esta fase del desarrollo de las redes sociales. Por un lado, podríamos considerar imponernos un código ético que rechace cualquier tipo de acción que se aproveche de este desconocimiento inicial de los riesgos de Internet por parte de los usuarios y, especialmente, por parte de los “huérfanos digitales”. Por otro lado, podríamos colaborar con entidades educativas y asociaciones de padres en la formación y difusión de los riegos y posibilidades que Internet está poniendo delante de todos nosotros, algo así como “Communities sin fronteras”.
Con ello no solo estaríamos ayudando a crear una internet más segura para nosotros mismos y nuestros hijos, también estaríamos ayudando a incrementar la confianza en el propio medio y a crear un entorno mucho más útil y eficaz para usuarios y marcas.
Y, ahora un poco de humor...
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