viernes, 8 de enero de 2016

La escucha


Ayer veíamos en los valores que son necesarios para la unión familiar LA ESCUCHA, a propósito reproducimos hoy un artículo de Margarita Rosa de Francisco Baquero que se publicó en el diario El Tiempo el 7 de enero de 2016...




Escuchadores entrenados
 
Imagen tomada de https://inglesaduo.files.wordpress.com/2014/05/listen2.jpg
Ser escuchado es uno de los más enconados anhelos del ser humano, y en ese afán por conseguirlo ni el ridículo lo detiene. No es extraño, entonces, que hasta paguemos con tal de que nos oigan.  
Me llamó la atención un anuncio que promocionaba consultas psicológicas en internet atendidas por un equipo de sicoterapeutas y “escuchadores entrenados”. 
Las conversaciones sociales con frecuencia se convierten en una competencia de yoes excitados por exponer su protagonismo y en las que cada uno de los dialogantes no ve la hora de traer a la mesa su importante punto de vista, por lo general, pasando por alto el de los demás. Ser escuchado es uno de los más enconados anhelos del ser humano, y en ese afán por conseguirlo ni el ridículo lo detiene. El momento glorioso en que su opinión es tenida en cuenta le devuelve su lugar de dignidad y valía en la sociedad. No es extraño, entonces, que hasta paguemos con tal de que nos oigan y que incluso solo esto resulte sanador para un paciente desesperado.  
Sentarse a escuchar al otro con todo el cuerpo requiere músculo, disciplina y, desde luego, generosidad. Saber escuchar es una prueba de madurez y altruismo y, por qué no, un arte, como puede serlo cualquier cosa que el ser humano haga desde la originalidad de su alma con placer, compromiso y excepcional habilidad. ¿Cómo comparar a uno de esos “escuchadores entrenados” con un artista del escuchar, que bien podría ser el amigo, ese que precisamente llamamos amigo porque nos oye con todos sus sentidos? Para efectos de una terapia fría, quizás sea más conveniente que el que escucha no esté involucrado emocionalmente, pero en ambos casos el punto común podría estar en la ausencia de juicios. Sabrá escuchar la persona que no juzga y abre su espacio interno de par en par a quien necesita de un techo sabio bajo el cual resguardarse de su propia tormenta. Por eso le pagamos a un profesional imparcial y apreciamos al amigo al que podemos confesarle sin miedo sentimientos y oscuridades imperdonables, porque además pone a nuestro servicio su corazón, sin duda, el órgano que mejor escucha. 

Imagen tomada de http://www.alexrovira.com/reflexiones/blog/articulo/saber-escuchar-saber-hablar

Hacer el ejercicio de bajar la guardia cada vez que sintamos el impulso de interponernos en el discurso de alguien puede ubicarnos en un lugar todavía más digno y de más valor que el que pretendemos ganar obligando a otros a oír nuestra estridente y siempre pobre interpretación del mundo. No es sencillo, el ego no soporta ceder tanto terreno. Por eso será que los sabios lo que más saben es observar y escuchar, y sí, ellos entrenan rigurosamente para eso.
  

Margarita Rosa de Francisco

Y, ahora un poco de humor...

Imagen tomada de http://dibujitosconhumor.blogspot.com.co/2013/07/saber-escuchar.html

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